Ante la sensibilidad económica que afecta a los países latinoamericanos, en particular en el campo financiero es momento de tomar caminos alternativos que asegure su desarrollo regional. Está en la voluntad política de los países latinoamericanos a propósito de la IV Cumbre de la CELAC el retomar el camino de la integración económica.
Iniciando con la operativización del Banco del SUR como el punto de partida de una nueva arquitectura financiera internacional que fortalezca la cooperación sur para atraer un mercado de préstamos para el desarrollo y que se concrete en el financiamiento de proyectos de infraestructura regional y así enfrentar el impacto de una crisis internacional en la economía real de nuestros pueblos. Frente a seguir cediendo ante organismos multilaterales financieros de los países hegemónicos, aceptar las presiones para pagar indemnizaciones ilegitimas por arbitrajes de inversión, presiones a sus reservas internacionales, estafas de las agencias calificadoras de riesgos, sanciones económicas, imposición de paquetazos económicos, etc. nos corresponde a los países latinoamericanos superar los miedos, todas las regiones del mundo han impulsado sus propias iniciativas , lo tienen y han logrado apuntalar el comercio y la inversión intraregional y proyectarse globalmente, es el caso de la Unión Europea, del Banco del Asia, los BRICS, etc.
Hay mucho que ganar con un Banco Regional y si articulamos y potenciamos nuestros organismos supranacionales como el FLAR (Fondo Latinoamericano de Reservas y la CAF (Corporación Andina de Fomento), que nacieron en el marco de la integración andina y que hoy son organismos de ámbito latinoamericano y juntamos los capitales de los países de la región dispersos de más de un millón de millones de dólares americanos en el resto del mundo estaríamos en condiciones diferentes para enfrentar el escenario geopolítico mundial, la crisis en la economía global, la reprimarización de las exportaciones de materias primas y la baja de precios,etc.
La Cumbre de la CELAC en Quito, con la diversidad política que representan los gobiernos de los países miembros debe plantear salidas concretas para la crisis económica que atraviesa la Región para enfrentar el gran reto la erradicación de la pobreza y garantizar el trabajo y bienestar de millones de ciudadanos y ciudadanas.
